viernes, 20 de mayo de 2016

Solo tú.



Había pasado mucho tiempo desde que te había visto, la última vez que lo hice fue cuando nos despedimos o bueno por lo menos yo lo hice.  Recuerdo haberte dicho que ya no te quería en mi vida, que te alejaras, que lo único que hacías era lastimarme (todo era al revés)
Pude ver en tu mirada el dolor, aún no puedo quitarme ese mirada de mi mente, aún duele.
Era un tanto masoquista en si, yo fui quien hizo eso, quien lo provocó.

Pasó el tiempo y dejaste de insistir, te alejaste, no llamabas, no me escribías, en fin te desapareciste. 
Me dolió, no te mentiré, quizás fue porque de verdad te quería. No lo sabía. Oh bueno si, pero no lo queria admitir. 

Una vez te vi, no te miento, estabas ahí con tu ropa de cuadros y jeans negros. Usabas gafas, el sol estaba para morirse. No me viste (eso creo yo) 
Estaba decidida a hablarte, me estaba acercando, con mi mentón firme y mi mirada fija. 
Me detuve. 

Una chica peliroja se acercaba a ti, te abrazaba, reías.
Algo dentro de mí se rompió, de nuevo, ¿era eso quizás mi corazón? 
Sentí como mis ojos estaban a punto de llenarse de lágrimas, "Deja de ser ridícula Julia, tú lo alejaste."

Era cierto, yo provoque todo eso, rompí tu corazón merecía algo peor. Quién sabe verte enamorarte de alguna chica. Mucho más linda que yo. Mucho más valiente. Alguien mejor.
Caminé decidida a olvidar lo que habia visto, no quería recordarlo, me dolía. 
Pero algo (más bien una mano) me detuvo. Me giré, aunque estaba segura que estaba hecha un desastre, entonces vi esos ojos color verde que me sacaban suspiros. 
Ahí estabas tú, tenias el ceño fruncido. De seguro preguntándote porque estaba en ese estado, te inventaría algo.

"Julia." 

Tus labios pronunciando de nuevo mi nombre hizo que me temblara el cuerpo. Sentí como todo en mi se relajaba, como odiaba que tuvieras ese efecto en mí. Podías cambiarme el humor de un momento a otro. Podías relajarme y estresarme. Podías hacerme sonreír y hacerme llorar. Te odiaba, pero más te amaba. Por un momento pensé que me había quedado sin voz, no podía decir nada. Definitivamente estaba más nerviosa de lo normal. 

Y de ahí empeoraste todo. 

Tuviste que hacerlo. 

Sentí como tus brazos rodearon mi cintura, juntándome hacia tu cuerpo, tu cabeza se apoyó en mi cuello. Tu respiración era cálida. Este me hacía cosquillas, quería reír pero más quería llorar. 
Repetiste mi nombre y quería salir corriendo. Alejarme. Escapar.
Como ya lo había hecho. 

"No te alejes por favor. Solo…sólo déjame abrazarte." Tomaste un respiro. "Dios, como te he extrañado."

Las lágrimas empezaron a caer por mi rostro, no de nuevo, me dije a mí misma. 
Y te alejé. 
En tu mirada vi que estabas preocupado y a la vez triste. 

"Yo…yo…Oliver." Titubie "perdón, no debería estar aquí, mejor me voy."

Mis piernas se movieron lo más rápido que pude, tenía que alejarme, lo debía hacer. 
Camine más rápido (más bien sentí que estaba corriendo), sentía como el viento golpeaba mi rostro. Chocaba con las personas, no me detenía. 

"Tranquila Julia, tranquila." Me dije a mí misma. Sentia que mi respiración dolia, me dolía el pecho, las piernas y mi corazón. 

Me detuve frente a una cafetería, voltee, ya no estabas. 
Sollocé, mi rostro estaba húmedo por mis lágrimas. Busque un lugar solitario. Quería sentirme sola, quería llorar a mares. 
Me metí en un callejón, no me importaba si aparecía un vagabundo o si me robaban. 
No me importa ya nada. 

Respire entrecortadamente, quería gritar lo más alto posible. 
Me dolía verte de nuevo, te extrañaba demasiado, si tan solo pudiera retroceder el tiempo y no haberte alejado. 
Pero no, era lo mejor yo no te merecia. Ni un poco. 

Merecías a alguien que te hiciera feliz siempre, alguien que no te provoque dolores como yo los hice, alguien que te valore, alguien que te ame sin excusas. 
Yo no te merecia, te lastimaba, peleábamos siempre, te decía que te amaba y lo único que provocaba era dolor. Dolor porque no quería aceptar que me querías. Qué querías tenerme a tu lado. 
Trate de tranquilizarme un poco, respire profundamente. 
Me limpie el rostro e intente sonreír. 
Y entonces ahí estabas. 

Tu respiración era agitada, veía un poco de sudor en tu frente, tus ojos se veían un tanto rojos. Estabas ahí, parado justo frente a mí.
Iba a disculparme, iba a decirte que me iba a alejar para no causarte daño, iba a decirte que seas feliz y que fuiste lo más bonito que me pasó, que no me arrepentía de nada. 
Y me besaste. 

Tus labios chocaron los míos, rápidos pero suaves a la vez. Mis ojos se abrieron de par en par. Tus ojos en cambio estaban cerrados como si…disfrutaras del momento. Mis labios estaban estáticos, quietos, los tuyos querían experimentar. Deje que todo fluyera y acepte tu beso. Fue una guerra de saber quien deseaba más al otro. No me quería apartar. 
Sentir tus labios fue una de las cosas más hermosas que he vuelto a sentir. No pude evitarlo, rodee mis brazos en tu cuello; acercándote más a mi. Quería tenerte más cerca, quería sentir tus labios más profundamente. Te quería a ti. 
Me separé un poco para tomar un respiro, tu beso me había quitado el aliento, pero me había devuelto la vida. 
Me abrazaste, me rodeaste de nuevo. 
Esta vez no te aleje, no discutí, no hice nada. 
Me dejé llevar por mis sentimiento, por mi amor por ti. 
Y por primera vez sentí en paz. 
Share:

domingo, 15 de mayo de 2016

Sorpresas.


Uno nunca sabe lo que le espera, quizás por esa razón somos un poco desesperantes. Quizás lo que no sabemos es que las cosas que llegan de "sorpresas" son las mejores. 
Eso lo aprendí de ti, jamás pensé que podría encontrar a alguien que me quisiera como soy. De hecho creo que tenía vista mi vida soltera y con muchos perros que cuidar. Pero no, fuiste un extraño que me sonrió de la nada. Me ruboricé, lo recuerdo. No sabía porque lo hiciste. Es más, creí que era una broma. Trate de ignorarte pero sentí tu mirada en mi. ¿Por qué te has de fijar en mi? No soy linda, ni guapa, no visto a la moda y peor, no soy de las que son muy sociables. Crei que no te iba a volver a ver. Tenía planeado seguir con mi vida cuando apareciste de nuevo. Estabas ahí, en el mismo café donde te vi la primera vez. Estabas solo, pero tenias dos tazas de café sobre tu mesa. Me puse en la fila para pedir mi desayuno cuando el mesero se me acercó.  

"Señorita, usted tiene reservada una mesa con un desayuno. Acompáñeme por favor."

Quede tan confundida que ni me di cuenta cuando mis pies empezaron a moverse, podría jurar que mis mejillas estaban sonrojadas ¿quién podría reservarme un desayuno? 
Y entonces te vi.
Me sonreíste, de nuevo, mi corazón se aceleró "¿Qué me sucede?" Me dije a mi misma. Es un desconocido Julia, no sabes ni quién es. 
Sonreí a medias, un tanto nerviosa, quería irme siendo sincera pero no lo haría. No soy una cobarde (aunque con esta situación lo creía un poco). 

"Hola, perdón si te incomodé. Pero quería conocerte." Dijiste. Quedé tan sorprendida que mi boca se abrió un poco. Con el poco esfuerzo dije. 

"Hola, no te preocupes. Solo espero que no seas un loco que me quiere secuestrar." Reí. Pero automáticamente me sonrojé, ¡que estupidez acabo de decir! 
Todo cambió cuando sonreíste y una pequeña carcajada salió de tu garganta. Decidí sentarme no hacía nada parada. Y ahí empezó todo, hablamos por horas, aunque creo que en si fueron minutos, no podía despejar mi mirada de la tuya, te quería seguir observando. Tus ojos eran de un verde con un toque café. Los míos eran café claros. 

"Me llamo Oliver." Dijiste mientras ponías un poco de azúcar en tu café. 

"Mucho gusto, me llamo Julia." Sonreí un poco, estaba nerviosa. 

Me preguntaste muchas cosas, sobre mi trabajo, mis sueños, mis miedos, hasta me preguntaste sobre mi tipo de música favorita. ¿Quién pregunta eso? Bueno, tú.
El tiempo empezó a transcurrir y la mayor parte del tiempo te veía. Me ibas a ver al trabajo, estabas fuera de casa, fuera del café. En todas partes. 
Siéndote sincera me ponía nerviosa eso, ¿por qué tú estabas "tras de mí"? No lo veía. 
Podía estar con cualquier otra. 
Más bonita, más simpática, más a tu estilo.
Pero no. Estabas ahí. 
Quería alejarme, de verdad quería hacerlo pero no podía, cada parte de ti me llamaba, eras como un droga (y en si lo fuiste) 
Quería que te alejaras de mí, sabía que iba a lastimarte (y lo hice)

Aunque en si no quería perderte, pasó y  quizás fue lo mejor. 
Share: